Es áspero, por decir lo menos, el tejido existencial del Catatumbo. Las puntadas son la muerte, el desplazamiento y confinamiento de su población, el miedo, la amenaza, la desolación y la incertidumbre, entre otras. Es la recurrente acumulación de los olvidos del Estado durante mucho tiempo. La atención oficial no ha contado y eso le abrió espacio a los problemas que se están padeciendo. El territorio fue copado por quienes buscaban aprovechamientos ilícitos con la complicidad de servidores públicos. Así se crearon condiciones para el auge de los cultivos de coca, que ha sido la fuente del enriquecimiento perverso. Leño para la hoguera de la violencia.
El conflicto armado en el Catatumbo ha estado activo en forma continua durante más de medio siglo con actores de la guerrilla, el paramilitarismo, el narcotráfico y otras bandas criminales. Allí se han consumado, el despojo de tierras, la explotación irregular de los recursos naturales y otros actos abusivos. La dolorosa situación de hoy es consecuencia del mal manejo de esa subregión, que debiera tener un nivel de desarrollo con generación de bienestar para sus habitantes. Y muchos de los que ahora se rasgan las vestiduras son culpables de los atrasos acumulados, así se aferren a una narrativa de distorsión.
La situación del Catatumbo, claro está, es de cuidado y requiere una gestión acertada de parte del gobierno para ganarle la partida a los grupos armados. Es algo prioritario. Es el camino hacia la paz, pero no cuenta solamente la acción militar, pues esta debe estar acompañada de un proceso integral de atención a las necesidades de la población. O sea, la ejecución de programas tendientes a mejorar las condiciones de vida de la comunidad en todos sus estratos. Se trata de poner la existencia humana por encima del escalamiento que lleva a suplicios letales en que se empeñan los oficiantes de la muerte.
Ante lo que está sucediendo en el Catatumbo es necesario tener una comprensión realista, con la intención de encontrarle una salida efectiva mediante el empleo de los recursos oficiales en la proporción que las exigencias lo demanden. El gobierno habrá de decidir con el mejor criterio lo que resulte más conveniente para superar una crisis que no admite más aplazamientos. El Estado social de derecho está llamado a dar pruebas de su capacidad en la función de garantizar la vida y los bienes de las personas que habitan el territorio nacional.
Es tiempo de superar lo que se ha dejado de hacer y de ponerse por encima de quienes se han empeñado en hacer trizas la paz, o piensan con el deseo en contra de Colombia, en su empeño opositor de pescar en rio revuelto.
La crisis que hoy afecta al Catatumbo ha dejado al descubierto lo que políticamente representa el Eln. Obra en la misma dirección del paramilitarismo. ¿O es que matar a la población civil es de esencia revolucionaria?
La solidaridad con el pueblo del Catatumbo exige la formación de un frente amplio en Norte de Santander en apoyo de cuanto allí debe adelantarse para salir de ese infierno de muerte y desplazamiento.
Puntada
Merecen reconocimiento por su dedicación a atender la crisis del Catatumbo el gobernador William Villamizar, el alcalde de Cúcuta Jorge Acevedo, el director del Instituto Municipal de Salud de Cúcuta, Javier Prieto Peña y el director del Instituto Departamental de Salud de Norte de Santander, Fernando Augusto Álvarez.
Acerca del Autor
Omar Elías Laguado Nieto
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