José Osvaldo Casique Ayala. Abogado y Licdo. en Educación mención Cs. Sociales, Magíster en Matrimonio y Familia
Ser persona es ser humano y por ende somos cuerpos físicos racionales, lo que nos permite discernir entre lo bueno y lo malo, al momento de elegir libremente lo hacemos bajo nuestra exclusiva responsabilidad, no vale justificación a posteriori, lo que no obsta para rectificar o corregir conductas que sean perniciosas para un individuo. Sin embargo, un individuo no podrá evitar la situación que lo afecta a él y seguramente también a su grupo familiar sino cuenta con el concurso de esta, de la sociedad y del Estado.
Toda sociedad necesita robustecerse con individuos sanos, productivos, solo así podrá satisfacer las necesidades del colectivo. Por ello, es importante que la familia, la sociedad y el Estado actúen conjuntamente en la formación de los valores humanos desde la familia misma como base fundamental de la sociedad y a lo largo de la vida de las personas. Es lamentable y hasta doloroso ver como hoy en día con las trilladas expresiones del “dejar hacer y dejar pasar”, “ cada quien es libre de hacer lo que quiera”, “no importa lo que haga sino me afecta a mí”, con este modo de pensar y de actuar estamos abandonando el recurso humano más importante de toda sociedad, sus niños, sus niñas, adolescentes y juventud; hasta los adultos sucumben a los llamados de “estar a la moda”, así entonces vemos como en instantes individuos y por ende sociedades enteras van transformando los valores que requieren cultivarse a lo largo de la vida y han tenido aceptación por generaciones, lo cual no pareciera interesar, craso error, solo rescatando el conocimiento de los valores a través de la educación desde el inicio de la vida en una familia podremos constituir naciones fuertes dónde el flagelo de las drogas, pornografía, prostitución, delincuencia organizada y común, la explotación del ser humano en sus diferentes expresiones, los políticos inmorales y demás manifestaciones del delito que llevan al ocio, a la vagancia y a la pobreza espiritual y económica de los seres humanos van a tener como consecuencia que los Estados no tengan recursos humanos útiles para generar las condiciones de vida necesarias para su propia existencia y por ello pudieran desaparecer.
Entonces, los Estados en el ejercicio del poder público en sus diferentes ramas y organizaciones deben actuar conjuntamente para depurar a las naciones de los mencionados flagelos, con la formación de los valores humanos en todos los individuos que conforman su población como elemento existencial.
Hoy tiene más vigencia la expresión “mente sana en cuerpo sano” que aplicada a las naciones la podemos interpretar así “sociedades con valores humanos forman individuos productivos para sus naciones logrando países con altos estándares de calidad de vida”.
Es por ello, que debemos dar cabal cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 41 de nuestra Constitución política de Colombia del año 1991, que señala: “En todas las instituciones de educación, oficiales o privadas, serán obligatorios el estudio de la Constitución y la Instrucción Cívica. Así mismo se fomentarán prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana, queda entonces hacer efectiva la disposición contenida en el texto constitucional, lo cual solo no ha de ser responsabilidad de las instituciones educativas exclusivamente, sino que todo debe iniciar en la familia el primer centro educativo del ser humano, en la medida en que los valores estén arraigados en una sociedad, esa nación será próspera y no se verá el lamentable espectáculo de sus seres humanos convertidos en una carga para el Estado, sin una generación de relevo y por ende incapaz de sostener a las personas vulnerables, entre ellos los niños las niñas y los adolescentes y personas de la tercera edad.
Acerca del Autor
Omar Elías Laguado Nieto
Melómano, cinéfilo, hacedor de letras, emprendedor y viajero de este mundo!
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