Por: Rafael Humberto Guerrero Jaimes, columnista invitado
“Las ovejas temen al lobo, pero es el pastor el que termina comiéndoselas”
En la película “mi Querido Presidente”, muy buena por cierto y con excelente reparto: Michael Douglas, Annette Bening, Michael J Fox y Martin Sheen, se registra la siguiente escena:
Cuando el presidente de EE. UU, Andrew Shepherd-Michael Douglas-, atraviesa una fuerte crisis por un no favorecimiento popular, su secretario ejecutivo, Lewis Rothschild-Michael J Fox-, lo cuestiona por su ausencia de liderazgo
– “Presidente, Ud. es el líder del país, afronte el problema-relación sentimental con una gestora ambiental-, háblele al pueblo, de la cara. Si el líder, les dice en el desierto, que beban arena, en lugar de agua, lo harán gustosos, por seguir a su líder”-cuestionó el secretario ejecutivo
– “No es verdad”-respondió el presidente Shepherd- “Si las ovejas beben agua en el desierto, en lugar de arena; no por orden de su líder, sino porque no conocen la diferencia”.
Respuesta que encaja como anillo al dedo, en todos los sistemas de gobierno del mundo, con especial énfasis en los establecimientos neoliberales.
En EE. UU, Joe Biden manipula sus ovejas sumisas, pero primero la esquirla; igual sucede con las ovejas sumisas cosacas en Rusia, con Vladimir Putin y también, en China, con Xi Jinping y en Corea del Norte, con Kim Jong-un. Y no creo, que se escape un país o un gobierno, de esa manipulación de las masas populares, del sometimiento de la población vestida de gris, claro con algunas excepciones: las voces contestarías de las ovejas no sumisas, en pie de guerra y con un curso, bien adelantado en “Canis lupus dominans”.
Es verdad, todas las ovejas sumisas bien sea de los desiertos del Sahara, Gobi, Ryn-Rusia-, Atacama, Guajira, o de las selvas de la India o del Amazonas, o de las sabanas africanas, o de los llanos colombianos, o de las praderas norteamericanas, todas, son manipuladas por los falsos pastores, primero, las llevan y las esquilan, una y otra vez, antes de sacrificarlas.
En Colombia, amén de las ovejas sumisas, ignorantes y fanáticas-mixtura letal-, existen otros exóticos miembros de la fauna política: los lobos neoliberales depredadores, sus áulicos: los pavorreales prepotentes y arribistas; los loros amaestrados, infiltrados entre el redil y sus pares, los pseudo-periodistas prepagos, tendenciosos y sistemáticos, todos ellos, siguiendo la orientación de la bodega animal y de los dueños del circo-los trust y las elites económicas-.
Tanto en Colombia, como en todo el planeta, el uno por ciento de la población. Sí. Los promotores del desarrollismo salvaje, de las mega-minerías depredadoras, los Señores de la Guerra; ellos manipulan y someten al 99 por ciento de la población y solo les interesa la producción no sostenible, incrementar el consumismo y acumular riqueza a costa de vulnerar los ecosistemas sensibles y a impactar negativamente en la calidad de vida de las mayorías sociales.
Regresemos al país. Vemos atónitos, como la corrupción y el narcotráfico, consentida por buena parte del establecimiento, permeo el sistema institucional, generando anti-valores y contraculturas en el sumiso redil del colectivo social. Y cuando se levanta, una oveja negra, no sumisa, libre y contestataria la marginan o la eliminan. Recuerdo el meme, donde una multitud de velas ajustician a una bombilla, por ser diferente y alumbrar con mayor intensidad. Hace rato tocamos el fondo del caos y necesitamos una buena dosis de cordura.
Sin embargo, las crisis generan oportunidades y despertares. En Colombia, la bombilla ganó la batalla y no se dejó ajusticiar por las velas fanáticas e ignorantes. Once millones quinientos mil electores rompieron la sumisión clásica y seleccionaron el Cambio. Las consecuencias son a todas luces evidentes: un gobierno nuevo, tratando de consolidar reformas electorales, en pro del mejoramiento de la calidad de vida de la población vulnerable y de los ecosistemas sensibles, con el fundamento en los 17 objetivos del Desarrollo Sostenible-Cumbre Mundial Ambiental-Nueva York-2015 y en las bases programáticas de “Colombia Potencia Mundial de la Vida”; un país polarizado, con un sector clásico, neoliberal, que no acepta el desplazamiento democrático y una población con anhelos de cambio.
Si las ovejas sumisas beben arena, por su ignorancia, siempre conservan su miedo atávico al lobo y no son capaces de ver la verdad: Son los pastores, los pastores neoliberales, quienes las devoran. Vaya, vaya…
Acerca del Autor
Omar Elías Laguado Nieto
Melómano, cinéfilo, hacedor de letras, emprendedor y viajero de este mundo!
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