enero 21, 2025

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No son tres poderes

Por Rafael Humberto Guerrero Jaimes, columnista invitado

“Todo hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo; va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar de éste hace falta que por disposición de las cosas, el poder detenga el poder”-Montesquieu

En algunos Estados democráticos, y en teoría, la separación y división del poder es un principio de sana política. En ellos los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial son realmente ejercidos por órganos independientes y autóctonos del mismo gobierno. Es decir realmente existe en un triángulo de gobierno y una real separación e independencia de poderes, según doctrina sostenida por Charles Louis de Secondat, Señor de Brade y Barón de Montesquieu. En teoría, porque en la práctica, en algunos Estados, que se tildan democráticos, no existe tal equilibrio tríadico proporcionalista. Por ejemplo: En Colombia, El poder y me refiero a los últimos veinticuatro años, se concentró, y de qué manera, en el propio Ejecutivo. El presidente neoliberal de turno: Andrés Pastrana Arango, Alvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos Calderón e Iván Duque Márquez, concentraron los tres poderes a su alrededor, tomando literalmente el sentido presidencialista y centralista de la Constitución Política 1886, dejando inédita hasta escenario presente la Constitución Política de 1991. Es bien interesante, aquí reflexionar, sobre el mensaje, en su discurso inaugural del presidente del Cambio Gustavo Francisco Petro Urrego: “…Yo soy la fuerza necesaria, que hacía falta a Colombia, para aplicar la Constitución de 1991, con un Gran Pacto Social, para estructurar las reformas de fondo, que el país requiere…”.

 A escenario presente-agosto 7 de 2022-, no son tres poderes los que rigen al Estado colombiano. Son en realidad, mínimo siete poderes con “Entrelazamiento Cuántico”, como diría un físico cuántico: poder político: Ejecutivo y legislativo centralizado; poder económico: la banca y los trust económicos; poder castrense: las Fuerzas Armadas Institucionales y la subversión y bandas organizadas; poder judicial: la Fiscalía; poder de control: Contraloría, Procuraduría y afine; poder de comunicación: medios prefabricados, medios imparciales-muy pocos-y redes; poder de corrupción: narcotráfico, áulicos corruptos al establecimiento y parte del colectivo social, no corrupto, pero celestino o fanático e ignorante. Muy grave, pero cierto; veamos:

El Poder Político, hace mucho rato y con especial énfasis en los gobiernos neoliberales de derecha y neoliberales de ultra-derecha, jamás respetó la separación de poderes. Así estos gobiernos, con su mandatario de turno, y en sumo grado Uribe Vélez y Duque Márquez, borraron de un plumazo la independencia y autonomía del principio democrático del buen Montesquieu y supeditaron la potestad legislativa y el poder judicial a los intereses de las elites socio-económicas dominantes.

El Poder Económico: La banca tradicional ha manejado a su antojo y sin control las finanzas públicas y privadas, el recurso de los cotizantes de salud y pensiones y los ahorros de la comunidad en general. Los grandes trust, manejan a su acomodo el mercado, la contratación y la producción, bajo el marco de referencia de un depredador desarrollismo económico sostenido, sin tener en consideración las demás variables sustentables del medio.

El Poder Castrense: Las Fuerzas Armadas, la Policía y afines, con notables excepciones, fueron permeadas por fuerzas oscuras y no cumplieron a cabalidad con su misión institucional. Solo como ejemplo: los horrores de falsos positivos narrados en la JEP, por altos oficiales, involucrados en esos insucesos y ahora denunciantes en las comisiones de la verdad de la justicia transicional. La subversión, tanto de izquierda, como de derecha y las bandas criminales aún vigentes, continúan delinquiendo con la complacencia de buena parte del establecimiento y bajo la orientación perversa de los Señores de la Guerra.

El Poder Judicial: En Colombia si estila la frase tan manida “La Justicia es para los de Ruana” y no para “La capa del viejo hidalgo”. Solo recordemos el inmenso y no controlado poder de La Fiscalía. ¿Quién ronda al Fiscal General de la Nación?…Es intocable, dado que la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, es parte y arte, por temor a “La Operación Destape”. Es así, como desfilan uno tras otro, como botón de chaleco, fiscales y fiscalillos de bolsillo; solo un par de reyezuelos modernos: Néstor Humberto Martínez, cínico y perverso; Barbosa y su sequito Gabriel Jaimes y ahora Javier Cárdenas, prestos al servicio del establecimiento corrupto hasta los tuétanos, con un empeño obsesivo de precluir y engavetar todo proceso vrs el jefe de la oposición.

Poder de Control: con Contralor General y Procurador General de la Nación, siempre obsecuentes al servicio del mandatario de turno. Allí, el pirómano lefebvrista Alejandro Ordoñez y ahora la complaciente celestina Margarita Cabello Blanco.

Poder de Comunicación: Y este si es letal. Medios y periodistas prefabricados, enmermelados y corruptos, ya no trabajan para informar la verdad, sino para lanzar desinformación, posverdades y Fake News tendenciosas y sistemáticas. Es muy grave, dado que manipulan la opinión pública distraída y crédula. En este ítems: Caracol, RCN, El Tiempo, Semana y sus loros amaestrados: Vicky Dávila, Salud Hernández, Los Vélez, Dary Quinn y otros de la fauna prefabricada y graduada en centros de garaje. Por fortuna aún existen periodistas honestos como Juan Gossaín, María Jimena Dussán, Daniel Coronel y Daniel Mendoza Leal.

oder de la Corrupción: El narcotráfico y su perversa hermana gemela permearon lo profundo del establecimiento. ¿En qué país vivimos? En Colombia en 24 años de neoliberalismo caben holgados prevaricatos, desfalcos, estafas, asaltos al erario público, mordidas por contratación y tráfico de influencias, mal manejo de la justicia y de los poderes de control y comunicación. con corrupción, a todas luces manifiesta, ante la celestina mirada del sistema y de parte de la comunidad fanática e ignorante; veamos solo, unos casos, que dan escalofrió. Observemos solo las algunas irregularidades en el gobierno Duque Márquez: Es claro, que existe recesión mundial, sin embargo en Colombia es más intensa vrs el déficit de 83 billones a valor presente y la gran cantidad de desfalcos de recursos al erario público por corrupción del establecimiento: nominas paralelas por 4 billones, en todas las entidades, comenzando por presidencia; recursos de la paz desaparecidos o gastados precipitadamente; quiebras con desfalcos en EPS; recursos y vienes de extinción de dominio-28 mil y tantos-, en malas manos por más de 25 billones-19 mil y algo más confirmo el Fiscal Barbosa-, anticipos desaparecidos en el periodo Abudine, por 70 mil millones; asaltos al consumidor en empresas de energía y otros servicios, con complacencia de las superintendencias; mega obras falladas e inconclusas tipo represa de Hidro-Ituango, puente Hisgaura y represa del rio Ranchería-gobierno Uribe Vélez-; atracos al usuario en peajes; entrega de cotizaciones de pensiones y salud con intermediación bancaria, sumado a especulación y anatocismo en intereses bancarios; concentración de la tierra improductiva, un 51 % en poder del 1 % de lo población-elites socio-económicas y señores de la Guerra-; cartel de carros blindados y medicamentos; corrupción en algunos sectores de las autoridades castrenses, policía y autoridades de tránsito. Y ahora aparece un banco fantasma del gobierno Uribe Vélez, el Ecopetrol Capital AG, en Suiza, para refinanciar a Reficar.

…¿Será que vivíamos en un país de hampones?

Doloroso, pero verdadero. Este y no otro, es el escenario nacional. La concentración de todos los poderes, incluido el séptimo del listado, en manos de un régimen presidencialista y centralista. En síntesis, muy complejo realizar el cambio propuesto por el gobierno Petro, pero no imposible. La tarea continúa y el cambio no va de retro. Ya lo expresó Pepe Mujica: “Cuando elegimos un presidente, no elegimos un mago. Es necesario acompañarlo” y coadyuvar con los compromisos de reconciliación de toda la gente buena, que no de bien, hacia un Gran Pacto Social entre el gobierno del Cambio y la sociedad colombiana, con desarrollo sustentable y bajo el prisma de “Colombia Potencia de Vida”, para tratar de aclimatar reformas sustentables estructurales concertadas y tratar de llenar un vacío de paz total y calidad de vida cero corrupción, puesto hace rato en clara evidencia, por el buen colectivo social de la Colombia buena.

 

 

 

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