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Cúcuta y su Conurbación, entre las ciudades más peligrosas

Por Omar Elías Laguado Nieto, columnista

A raíz del último informe publicado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C. SEGURIDAD, JUSTICIA Y PAZ, en donde ubica a Cúcuta, ciudad fronteriza con Venezuela y su área metropolitana en el ranking de las 50 ciudades más violentas del mundo año 2021, informe publicado en marzo 7 del 2022 y que ha causado alarma entre los cucuteños ya que la información en un diario de circulación nacional el día de ayer sacó la noticia y fue replicada inmediatamente en redes sociales, tergiversando la información como tal y como realmente se escribió por parte del Comité de Seguridad y Paz.

Unos criticaron con mucha argucia la ausencia de autoridad, la falta de mando por parte del alcalde municipal y de las mismas autoridades de policía e investigativas radicadas en la capital fronteriza, pero no se han fijado en el tamaño problema que nos deja el actual gobierno próximo a salir, dándole apertura a la población venezolana (sin llegar a caer en xenofobia) , la zona de frontera colombo-venezolana se convirtió en la cloaca de los indeseables, de los delincuentes extranjeros y que se han unido con la delincuencia criolla, dominando sectores de la capital del Departamento y de muchos municipios especialmente del área metropolitana.

El manejo de trochas (pasos clandestinos), manejo del micro tráfico, vandalismo, atracos, sicariatos, el posesionarse en lugares de alta peligrosidad o zonas de miedo como llaman ahora las autoridades de policía, las guerras por territorio, droga, por el trabajo informal en la cual muchos vecinos de barrio manifiestan que los recicladores o los celadores no son colombianos sino extranjeros y que de la noche a la mañana aparecieron estos imponiendo una autoridad que nadie les ha dado, el cobro de peajes urbanos que existen en la periferia y que no es denunciados por las JAC, por temor a represalias, los desplazamientos urbanos e internos de familias asentadas desde hace un tiempo en la periferia, familias colombianas desplazadas también de la violencia, familias enteras venezolanas que han huido de Venezuela buscando un destino diferente para su propio sustento y que son obligados a pagar su salida o llegada al territorio donde están, denuncian ante la opinión pública el amedrentamiento que son sometidos por hombres armados,  que dicen pertenecer a bandas criminales no de la región sino del otro lado del río que divide las dos naciones.

Pues bien, este Consejo ha indicado en ese cuadro estadístico que la alta peligrosidad no es solamente Cúcuta, sino en su área metropolitana, no se tomaron la molestia los que escribieron la nota en el periódico de circulación nacional al igual que los de redes sociales de la ciudad de averiguar el término CONURBACIÓN que significa (Conjunto de poblaciones próximas entre ellas, cuyo progresivo crecimiento las ha puesto en contacto).

Por los criterios explicados en informes precedentes, la conurbación está compuesta por los municipios de Cúcuta, Los Patios y Villa del Rosario”.

Con la misma fuente de información, en Cúcuta se registraron 271 homicidios, en Los Patios 16 y en Villa del Rosario 47, para dar un total de 334 y que clasifica a esta zona del país en el puesto 46 de las más peligrosas.

Las autoridades deben poner mucha atención a estos guarismos, no solo perseguir a los pequeños distribuidores de narcóticos y llenar la URI de procesos que se inician y de jíbaros que son dejados en libertad, por varias causas, menor cuantía, sobre población en los diferentes puestos de policía y se debería por parte de las autoridades haciendo un gran esfuerzo de perseguir a los verdaderos protagonistas de estos asesinatos, de hacer uso de las cámaras de seguridad para identificar a los reales autores materiales de estos delitos de homicidio y no dedicarse nuevamente los cito, a utilizar las cámaras solamente para identificar a los vendedores minoristas o al ladrón, o al cosquillero y hacer prevención del delito con patrullajes constantes por toda la ciudad, policías fuera del CAI o del puesto de Policía, patrullando su cuadrante, de estar alerta a llamadas de auxilio cuando se hagan al 1-2-3 y de inmediato salgan en auxilio de las posibles víctimas, al igual que la comunidad rompa el miedo de denunciar confiando en que si hace el denuncio luego no ser delatado ante los delincuentes para que se sientan amenazados.

Esto es un trabajo de todos, autoridades de policía, investigativas, civiles y administrativas, comunidad en general, y un trabajo duro, incesante en las trochas que unen los dos países, patrullajes por esos sectores clandestinos, que los vecinos dicen” las autoridades de policía no lo hacen por su propia seguridad”. ¿Entonces en manos de quienes estamos?

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