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La Primavera Colombiana, parte 1 Planeta Azul

Por: Rafael Humberto Guerrero Jaimes, columnista invitado

Al igual que en Brasil, en Colombia también brotó su primavera. El despertar silvestre de la clase media colombiana, sin liderazgos, sin partituras prefabricadas. La clase media, aquella que recibe sobre sus hombros la tremenda carga impositiva y el cercenamiento de oportunidades de progreso, salió a marchar, con voces contestarías y en paz. Se sumaron a esas protestas todos los hombres y mujeres del común, la población de la franja, no política, pero sí ahora activa en el proceso de la toma de decisiones. El colectivo social anónimo, vestido de gris: campesinos y trabajadores de oficio; madres cabeza de hogar y amas de casa; pequeños comerciantes, microempresarios y buhoneros; estudiantes y jóvenes de bien; pensionados y retirados; académicos y cultores del arte; profesionales y funcionarios menores. Todos a una, como una inmensa voz contestataria ante un gobierno interdicto y comprometido con una minoritaria élite socio-económica y apoyado por áulicos enmermelados y manzanillos de diversos pelambres.

¿Que existen disturbios en las marchas? Desde luego que existen. ¿Quiénes? ¿Terrorismo de estado? ¿Terrorismo de derecha? ¿Vandalismo de izquierda? ¿Vandalismo prefabricado por fuerzas exógenas a la marcha-paro? Ud. escoja, según se pare con apoyo en el pie derecho o en el pie izquierdo o se apoye en equilibrio en los dos pies.

Con certeza la marcha no está politizada. Es un despertar, es una elemental sinergia contestataria. Es la réplica del modelo “Primavera Brasileña”. Y la “Primavera colombiana”, creo que llegó a un punto de no retorno.

El presidente Duque con su silencio cómplice tendrá que tomar una decisión transcendental y definitiva. O se marcha o da un bandazo hacia el centro, libre de ataduras y sin consueta y en un gran acuerdo nacional, no con los partidos enmermelados, sino con el colectivo integral contestatario, deberá encontrar una ecuación armónica de concertación, que supere el reto contemporáneo. Quiera Dios que decida bien y ya y “cese la horrible noche”.

 

Es a todas luces evidente, la inmensa crisis presente. En todos los campos. Socio-económica, política, funcional, ambiental y en toda la geopolítica mundial. Albert Einstein decía: “En tiempo de crisis, vale más la imaginación que el conocimiento”, pero una imaginación que consulte el sentido común y combine el romance y la praxis, para ordenar las prioridades y racionalizar los recursos integrales en beneficio de la población vulnerable y vulnerada y dentro de un marco integral de un desarrollo humano sostenible. Pero, vamos por partes. Veamos…

¿Qué pasa en el Planeta Azul? ¿Cuál es el reto de nuestros tiempos en la Aldea Global?

—Thomas Malthus tenía razón, cuando en 1798 formuló su hipótesis referente al demóstato humano. “…La población humana crece a ritmo geométrico, mientras la producción de alimento crece con rata aritmética, y llega la sobrepoblación, donde sobreviven los más aptos…”. Y ya llegamos hace rato a ese punto asintótico de la curva de crecimiento. Total, para compensar ese potencial biótico de sobrepoblación, vienen las resistencias ambientales: hambre, pandemias, guerras, desastres naturales, etc., etc. Hambre, desde luego, en países y regiones de pobreza absoluta; pandemias, primero el Ebola y ahora el Covid 19; guerras a granel en el Asia y Africa y conflictos regionales como en Colombia, para dar solo un par de ejemplos y desastres naturales: terremotos, tsunamis, contaminación de recursos, sequías e inundaciones a la orden del día y contemos también la contaminación electromagnética.

A nivel socio-económico, asecha al mundo la depredación de la banca central neo-liberal y las acciones excluyentes de la mayoría de las multinacionales del orbe ¿El planeta no puede, no debe quedarse con la humanidad cruzada de brazos, esperando que la noche entre por la ventana. No. Y por fortuna, se está generando cambios y liberaciones, en todos los órdenes: se estructura un nuevo sistema financiero cuántico, se limita el poder de los grandes trust económicos y de dirigentes perversos a nivel mundial y se reactiva el despertar de los buenos en toda la aldea Global. Yo tengo fe y cada día retroalimento mi propia utopía. Sin embargo, esa es otra historia, de grandes ligas metafísicas o si quiere espirituales. En tal virtud, en la certeza de un despertar y mejoramiento de la calidad de vida en toda la biósfera y en todos los ecosistemas humanos, regresemos al escenario presente colombiano. “Amanecerá y veremos”…

 

 

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